De origen chino, el tofu es un alimento derivado de la soja. Su textura se asemeja a la de un queso y, a pesar de su origen, es muy consumido por japoneses y coreanos. Muchos vegetarianos también lo incluyen en su dieta ya que no contiene animales.
Su sabor es neutro, lo que proporciona una variedad de deliciosas recetas con queso. Se puede consumir fresco, salteado, a la plancha, en forma de paté e incluso como budín de postre.
Es alto en proteínas y bajo en carbohidratos. Una ración de 100 gramos de tofu es una fuente de proteínas tan buena como una ración de carne roja, por ejemplo. Es ideal para personas que buscan equilibrio y ligereza en su dieta, ya que el tofu tiene solo 40 calorías en una ración de 30g.
Concentra una elevada cantidad de isoflavonas (sustancia presente en la soja que contribuye al equilibrio de las hormonas femeninas). Por esta razón, la ingesta regular de tofu puede prevenir el cáncer de mama, combatir los efectos negativos del SPM (síndrome premenstrual) y la menopausia. Las isoflavonas también son antioxidantes y previenen el envejecimiento prematuro de las células del cuerpo.
Debido a que contiene colina, un componente que protege la membrana celular, el tofu es señalado por estudios como un remedio contra la fatiga mental y puede ayudar a prevenir enfermedades crónicas.
Es capaz de reducir el riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares y es una excelente alternativa a los quesos grasos, pudiendo reducir hasta en un 40% el colesterol malo en sangre.
Su riqueza mineral incluye hierro, fósforo, magnesio y calcio. Si se toma con frecuencia, su dosis de calcio es suficiente para proteger huesos, dientes y músculos.
Las vitaminas B, tan importantes para nuestro cerebro, están presentes en abundancia en los alimentos, al igual que las vitaminas D, E y K.
Se puede encontrar a la venta en tres tipos: queso crema, firme y ahumado. Por si no sabías cómo incluirlo en tu día a día, aquí te dejamos algunos tips para recetas ricas y saludables:
