Cien formas de marcar la diferencia en la vida de las personas - Capítulo 85

    Capítulo 85 - ¡NUNCA DIGAS "¿NO LO HICE?"!

    Hay muchas cosas peores, pero la de escuchar un “¿no te dije?” de cualquiera, inmediatamente después de la ocurrencia de cualquier evento, es, perdonen la expresión menos elegante, ¡to chip!

    Nadie tiene el don de profetizar con un 100% de precisión y mucho menos la clarividencia que le permite ver lo que los demás no ven, por lo que no tiene fundamento la supuesta capacidad de saberlo todo. Cuando se ofrece un consejo o simplemente un comentario sobre una situación que aqueja a otra persona, no hay obligación de aceptarlo, como tampoco se puede “acusar” a la persona aconsejada por la estricta inobservancia de lo dicho. Es insoportable escuchar esta pregunta, más aún en el momento tan emotivo que envuelve la situación.



    Cien formas de marcar la diferencia en la vida de las personas - Capítulo 85

    ¿Quiere hacer una diferencia en la vida de las personas, incluso cuando no se hizo caso de su consejo, lo que resultó en un problema para ellos? Sea solidario, respetuoso y guarde silencio. Dejen sus comentarios para más tarde, mucho más tarde, de hecho, porque no tienen ningún sentido a estas alturas. ¡No aumente el sufrimiento de las personas arrojándoles las púas de “¿no es así?”! Si tienes que hacer un comentario, por deber profesional o responsabilidad moral, déjalo para después, cuando la persona esté más tranquila y dando la impresión de que ya "digiere" lo sucedido, entonces di lo que hay que decir... ¡PERO NO CUBRE NADA!

    En cada familia, o al menos en casi todas las familias (la del lector puede ser una excepción...) hay una persona de edad madura que es conocida por su habilidad para estar al acecho del fracaso de otro miembro para volar, su garganta y lanzar , con aire triunfal, corrosivo tipo “¿Te lo dije?” tipo spray. o "¿No dijiste?" (variaciones más informales de "¿no te dije?"). Es cómico, pero es un hecho común y en algunos casos parte del folklore que cada familia lleva consigo generación tras generación.



    En cierta familia había tal persona: parecía una gárgola de esas que decoran las torres de las catedrales. Siempre estaba atenta, vigilante, frunciendo el ceño (muy...) a la humanidad y sus defectos. Pues así fue como actuó: como daba consejos a todos y sobre todo, ¡naturalmente no faltaban las ocasiones para hacer la terrible pregunta! ¡Resulta que un día le llegó el momento de escuchar su frase cortante! Fue entonces cuando, a pesar de haber sido advertida por muchos sobre una perversa alfombra suelta en el hall de entrada del comedor, he aquí que tropezó y cayó con estrépito al suelo. Junto a ella, derrumbó la fuente con su famoso budín de clara de huevo. Entonces, como si hubieran estado de acuerdo, todos los miembros de la familia que estaban cerca pronunciaron a una sola voz: “¿No dije?”.



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