Recuerdo las Navidades de mi infancia, donde otras dos hermanas y yo esperábamos ansiosas las muñecas, las cocinas en miniatura… ¡Y que Papá Noel se atreviera a traernos camioncitos!
¡Y nadie fue gilipollas, tonto o pasivo en la vida! Somos mujeres que lidiamos con frustraciones, contratiempos, penurias…
¡Algunas personas me dicen que es deconstrucción!
- ¡Vaya! – respondo – ¡Bien!
Pero, ¿es necesario tirar el agua del baño con el niño, el jabón, la bañera y todo lo demás?
En este mundo veo al hombre endemoniado. Me gustan los chicos. Son sencillos, prácticos, divertidos y necesarios. Nunca los vi como enemigos, adversarios y violentos.
He notado, eso sí, durante mi vida, personas perdidas, violentas, descontroladas y descarriadas.
Incluso noté animales y plantas en esta condición.
Me di cuenta en este mundo que las mujeres están usando un término copiado del vocabulario americano “empowered”.
Y estoy analizando...
¿Empoderamiento significa “bajar a la boca de la botella”?
¿Es mostrar los tetês, los toddynho, los pequeños?
¿Para que? ¿Para quien?
¿Empoderarte es darle al “palo” sobre la mesa?
¿Es masculinizante?
Veo mujeres tocando el trasero de los hombres y diciéndoles cosas que odiaba escuchar en mi juventud.
¿O es no ceder, no flexionar, decir algo, gritar, empujar y no escuchar?¿Olvidar lo femenino, la amabilidad, la delicadeza y la acogida?
¡De adentro hacia afuera!
¿Empoderarte es usar la sangre de la menstruación para pintar paredes?
¡Mi abuela, que hizo huir a su abuelo cuando se enteró de que la engañaron (década de 40), estaría horrorizada!
¿Y las mujeres defecando, orinando en plazas públicas?
¡De adentro hacia afuera!
Si Pepeu cantaba eso: “Ser un hombre femenino no daña mi lado masculino”, ¿Por qué empoderarte convertida en un modelo a seguir masculinizable?
La historia nos muestra que los opuestos son patógenos, que el matriarcado ha errado al igual que el patriarcado.
La salvación es alteridad, es percibir al otro como otro y como parte de nosotros.
A una mujer, como a un hombre, le pueden gustar todos los colores o elegir uno para llamarlo propio. Puedes disfrutar conduciendo un camión, tu casa, tu empresa y el cambau, pero eso no desmerece a nadie.
Hay que tener postura, hay que tener actitud… ¡Así es!
También te pueden interesar otros artículos del autor: ¿Eres sólo un resultado?