¿Qué es sagrado para ti? ¿Cómo conectarnos con lo Sagrado nos ayuda a dar sentido y significado a las relaciones y a nuestras vidas?
Cuando le preguntamos a una persona qué es sagrado para él, solemos escuchar: la familia, mis hijos, mis padres, la libertad, la unión, el trabajo, el amor, la amistad... nosotros como humanidad y sin importar el tiempo y el espacio, siempre seremos sagrados.
Reconocer la belleza en las cosas pequeñas, en la naturaleza, sentarse a la sombra de un árbol, bañarse en el mar, tomar el sol, jugar, ser espontáneos, reír, escuchar, expresarse, crear, cuidar, callar, rezar, es para sentirnos plenos. Así se nutre lo Sagrado en nosotros, así se nutre lo Sagrado en nuestras relaciones y en nuestra vida; así es como crecemos.
El cuidado que le damos a nuestra higiene personal, a las actividades físicas e intelectuales, al movimiento, y sobre todo el cuidado que ponemos en escuchar y respetar nuestro cuerpo, trae un sentimiento de integración. El cuerpo, entonces, ya no es una parte separada, se percibe y se reconoce en su potencialidad actuante y también en sus límites. Es aceptado y cuidado. El cuerpo es sagrado.
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Abraham H. Maslow, renombrado psicólogo estadounidense, reconocido por sus estudios sobre el desarrollo de los aspectos saludables del ser, trae la desacralización como uno de los obstáculos para nuestro crecimiento. Para Maslow, la desacralización es la falta de sentido de lo sagrado en nuestra vida cotidiana, la falta de interés y profundidad en las cosas y las personas, lo que genera un empobrecimiento de la vida en sus múltiples aspectos. Esto lo observamos en la banalización de las relaciones, la sexualidad, los cuidados, la religión, el cuerpo; en la banalización de sentimientos, dolores y deseos.
Como síntoma, el hedonismo, el placer por el placer, el descarte, la inmediatez, el poder ante todo, el uso. Nos vemos como objetos, no respetamos nuestros sentimientos, nuestros cuerpos, no nos vemos integrados, sino separados, fragmentados. Nos sumergimos en la normosis (el deseo de ser como los demás), en el automatismo de una vida triste, compulsiva, sin sentido y vacía, una vida que solo mira hacia afuera y sufrimos.
La comunión con lo Sagrado nos lleva a la percepción de lo mejor de nosotros, a un espacio de autenticidad, de pertenencia, de unidad. La desconexión con lo Sagrado nos separa de nosotros mismos, del otro, de la naturaleza y del Todo. Lo Sagrado es lo que nos aporta legitimidad, plenitud.
Es necesario diferenciar lo Sagrado de la Creencia. Lo Sagrado es legítimo, “viene de dentro”, metafóricamente es como los cimientos de una casa, es su estructura. Las creencias se nos transmiten, son volátiles, “vienen de fuera”, son como objetos decorativos en la casa, las guardamos o las cambiamos cuando queremos.
Si no somos conscientes de lo Sagrado en nuestros vínculos, por ejemplo, a través de la presencia del respeto y la honestidad, tendemos a basarnos en creencias en nuestras decisiones, en “lo que dicen”, en la superficialidad y juzgamos con prejuicios, con miedo. de ser diferente. .
Estar en sintonía con lo Sagrado es vivir en paz, fortalecidos, nutridos. Lo Sagrado nos conecta con los valores más altos, con la práctica del bien, con los buenos pensamientos y las buenas obras. Nos conecta con lo que realmente somos y todo lo que podemos ser.
