Permítete fluir con la vida, pero ¡sabe exactamente lo que quieres!

    Fluir con la vida no siempre es una tarea sencilla, ya que la ilusión de controlar cómo debe ser todo impregna nuestras mentes y nubla nuestra visión, no permitiéndonos percibir los resultados que estamos obteniendo de nuestras elecciones y acciones. Y, ahí, no nos reconocemos como seres activos y cedemos nuestro poder de cambio al azar ya la voluntad de los demás.

    “Déjalo fluir” es un consejo muy común, lo hemos escuchado mucho y ya lo hemos ofrecido en masa también. A algunos oídos les suena a: “No hagáis nada, todo os llegará”. Interesante, pero esto es solo un aspecto, un punto de vista. Además, ¿qué se ha hecho con nuestra capacidad de evaluar y modificar lo que ya no nos satisface y ha perdido su sentido? Sí, hay una jerarquía universal. No es posible saber todo lo que depara el futuro. Si es así, todos sabríamos el día de nuestra partida, ¿no? Pues si aquí solo tenemos el billete de llegada, cada minuto es único y cada experiencia una oportunidad de evolución. Si bien el final de este viaje es una incógnita para nosotros, esto no justifica una existencia sin rumbos definidos.



    El que no sabe lo que quiere, en el ámbito de la vida que sea, acepta vivir sumiso a los demás y no ve salida. Piensa que fluir es vagar por los días, acechando la vida como si no fuera digno de todo lo que aprecia, anhela y sueña. Por el contrario, uno sólo puede fluir con la vida cuando encuentra en sí mismo lo que tanto busca fuera. No tener metas definidas no significa que nuestras vidas carezcan de sentido, es solo una señal de que no estamos en nuestro centro, en algún momento nos perdemos en las distracciones banales y plastificadas de sociedades demasiado inhumanas, que enmarcan y resumen la existencia en lienzos. .de un puñado de pulgadas.



    Dejar que las cosas fluyan no es sinónimo de no hacer nada, actuar como un espectador curioso que añora algún futuro para ver qué pasa, viviendo los sueños sólo en la imaginación y nunca convirtiéndolos en realidad. Tampoco es andar desenfrenado, actuar sin pensar, atropellarse a uno mismo ya los demás en la ceguera del automatismo. Dos situaciones opuestas que no llevan a ninguna parte. ¿Entonces que?

    Camino medio, equilibrio…

    Permítete fluir con la vida, pero ¡sabe exactamente lo que quieres!

    Saber en lo más profundo de nuestro ser lo que realmente queremos, sentimos y buscamos es un trabajo constante de auto-observación, no se detiene. Cuando tenemos esa intimidad con nosotros mismos, que nos permite comprendernos a nosotros mismos, comprendemos que soltarse no es más que darse cuenta de una vez por todas que, para manifestar nuestros sueños, es necesario comprender quiénes somos y nuestros verdaderos propósitos, lo que nos alegra y eleva y hace vibrar el corazón con una certeza tan intensa que ningún juicio mental se atreve a hacer temblar.

    Todas las respuestas susurran en nuestros oídos, y los acontecimientos nos bañan en evidencia de que estamos en completo acuerdo con nuestras almas. ¡Y eso es soltar!

    La vida nos lleva a observarla de forma panorámica. Mirando desde arriba, vemos todos los puntos: nuevos caminos, oportunidades, posibles cambios y el coraje de actuar, de caminar de manera fluida, atenta y con la percepción aguzada. Tenemos cinco sentidos que no existen para nada. Todavía tenemos el sexto, un bono, comúnmente llamado intuición. Entender nuestras aspiraciones nos abre las mejores puertas y esto es totalmente diferente a simplemente entrar por cualquier puerta, vivir por vivir y esperar que, sin sembrar, cosecharemos frutos.

    Si sabemos hacia dónde vamos, somos más ligeros para aceptar lo inesperado que viene sin perder de vista lo que buscamos para el mañana. Es que a veces las cosas no salen como las idealizamos; dejan el camino que necesitan para traernos el aprendizaje que nos guiará a las respuestas que tanto pedimos. Lo que pedimos se nos presenta en forma de desafíos, y los desafíos nos hacen vencedores, capaces de descubrir más, de trascender cualquier obstáculo. Nota: si pedimos paciencia, las situaciones complicadas requerirán que ejercitemos la paciencia. Sólo aprendes algo a través de tu propio esfuerzo y relacionándote con los demás. Es así en cada escenario de nuestras vidas. Todo lo que se nos presenta está solicitando nuestro trabajo.



    Por eso, cada vez que escuchamos o sentimos que debemos dejar fluir la vida, es señal de que ha llegado el momento de soltar algo de ese peso que llevamos innecesariamente. Renunciar a ciertas cosas puede ser muy inteligente de nuestra parte y traer ese alivio que buscamos, pero no tenemos el coraje de renunciar, porque pensamos que todo está bajo nuestro control. Mejor no pensar así. Avancemos hacia nuestras metas y dejemos que la vida se encargue de guiarnos al siguiente paso, en la certeza de que todos somos merecedores de lo mejor y plenamente capaces de enfrentar lo peor, aunque aún no lo sepamos.



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