La búsqueda de TU lugar en el mundo

    Siempre hemos sido instruidos para buscar un lugar en la sociedad. Elegir una profesión, entrar en el mercado laboral, formar una familia, en definitiva, seguir las normas. El problema es la forma en que elegimos y decidimos nuestra trayectoria: desde el “adiós, caléndula”, la eliminación, que trae más éxito y/o estabilidad, la presión de factores externos como la familia, e incluso la suerte. La gran mayoría nunca preguntó realmente "¿Lo que quiero ser?".

    El autocuestionamiento, la curiosidad por comprender lo que está ocurriendo o lo que no. Vuelve a ti mismo y busca respuestas. Todo depende de nosotros. La inserción profesional, por ejemplo, ha sido la pesadilla de los jóvenes. La vida es cada vez más acelerada y rígida, apremiante y exigente cada vez más del ser humano, ya su vez, trata de encajar en los moldes que la sociedad tiene como requisito previo. Y cuando no consigue la inserción, en este caso, se frustra. Se frustra porque no entiende la razón, no sabe por qué.  



    Dice la mitología griega que lo que caracteriza al héroe (los hombres) es el desconocimiento y este desconocimiento los ciega. Esta condición desencadena diversos sentimientos como angustia, miedo, inseguridad, baja estima e incapacidad. El joven no puede entender, no ve el factor e, o se culpa a sí mismo, o culpa al otro, y termina desistiendo: “no era para mí”, “no sirvo para eso”. El autoconocimiento es una herramienta fundamental para delinear nuestro proyecto de vida en general. Desde el autocuestionamiento podemos saber y saber más sobre nosotros mismos y nuestras elecciones. 

    La búsqueda de TU lugar en el mundo

    Otra herramienta importante es la experimentación. ¿Qué seríamos sin nuestras experiencias? Cualquier cosa. Experimentar es vital. Es a partir de nuestras experiencias que somos capaces de acercarnos al autoconocimiento, descubriendo nuevas aptitudes, intereses, habilidades y competencias. Factores importantes en nuestra búsqueda. El fitness es lo que aprendemos de los eventos. La habilidad es el conocimiento técnico, que sabemos cómo manejar mejor. La competencia es nuestro conocimiento transformado en acciones. El interés es mi gusto, lo que me gusta, me agrada, me hace bien. Las experiencias de vida nos acercan cada vez más al objetivo final. Es experimentando que podemos estar seguros de si algo nos gusta o no. Si el evento es de hecho válido en nuestra vida.



    Después de todo, ninguna experiencia es negativa. Todos son para nuestra evolución. Y a partir de estos descubrimientos, se vuelve más fácil percibir y ver oportunidades de aplicaciones: qué puedo hacer, en qué sector encajo, qué busco. Es un facilitador a la hora de planificar y trazar la trayectoria de la vida. ¡Necesitamos experimentar y vivir! Solo así conoceremos nuestras limitaciones, competencias, lo que realmente nos gusta o no, nuestras aptitudes y habilidades. Y así, elegir dónde vamos a enfocar nuestra energía.

    Los jóvenes lo queremos. Y realmente queremos hacerlo. Es rápido. Cuando no podemos, es perturbador. Sobre todo cuando invertimos tanto en algo y no podemos. Pero, ¿qué hacemos para lograr nuestros objetivos? ¿Cuáles son nuestras acciones? Lo que puedo hacer depende de MÍ. Nuestro éxito depende de nosotros mismos.  

    Estamos en constante evolución. El autocuestionamiento/autoconocimiento y la experimentación son fundamentales para que evolucionemos. De esta manera, identificar nuestros deseos, nuestras dudas, ansiedades e incertidumbres. Reflexionando sobre el escenario en el que nos encontramos, definiendo nuestros motivadores y motivaciones, además de las experiencias de vida, todo esto no es más que nuestra evolución, lo que brinda una mejor comprensión de nuestro lugar en el mundo.



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