Crecimos escuchando que no somos capaces, que no podemos hacer esto o aquello, ya sea por nuestra edad, nuestra clase social o nuestro condicionamiento físico. Escuchamos barbarie de parientes, maestros, padres, amigos e incluso extraños. en un momento de nuestras vidas en el que no podíamos defendernos, en nuestra infancia, en el que deberíamos animarnos a ser todo lo que queríamos ser en la vida. Todo esto en un momento crucial de nuestra existencia. Deberíamos haber escuchado más las frases “te amo”, “todo estará bien”, “tú puedes”, “eres capaz”, “eres amado”, “puedes ser más feliz”, “tú eres aceptado como eres". Es".
Crecemos y seguimos repitiendo cosas horribles que nos hemos dicho a nosotros mismos, solo que de una manera diferente, es nuestro subconsciente el que ahora nos está desmotivando, culpándonos, infringiéndonos, humillándonos. Repetir todo lo aprendido en la primera infancia. Somos adultos, solo que con la misma mentalidad de niño indefenso y dependiente que éramos. Pero una cosa que he aprendido es que podemos cambiar ese pensamiento. Podemos mirarnos a nosotros mismos con ojos de amor, perdonarnos a nosotros mismos y perdonar a quienes nos han herido y agraviado. Mirarte hoy al espejo y decir que eres, sí, capaz, que puedes, sí, ser todo lo que quieras ser, que nadie tiene el poder de hacerte daño o derribarte, a menos que tú lo permitas.
Hoy tienes el poder en tus manos, hoy puedes cambiar tu historia, tu vida, tu forma de pensar. Solo usa tu mente a tu favor y no en tu contra. Crecimos escuchando absurdos, pero podemos evolucionar escuchando nuestra propia voz y motivándonos para ser cada vez más capaces, mejores y felices. Esto se lo debemos a nuestro niño interior y también a nuestro adulto que hoy repite lo que “aprendió” en la infancia.
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Se el autor de tu propia historia y no solo un personaje esperando que se den las circunstancias para que todo salga bien. Piense en eso.