¿Por qué no asume nuestra relación amorosa?

    “Es solo una cita”, “nos estamos conociendo”, “no estoy lista para una relación seria”, “mi novio”. ¿Hace cuánto que escuchas de tu crush, estas expresiones? Pero, nada de asumir y profundizar la relación afectiva.

    Después de todo, para usted y su sistema familiar, ¿qué significa estar en una relación amorosa? ¿Sería pedir la mano del pretendiente? ¿Andar en público tomados de la mano? ¿Salir del armario en las redes sociales publicando fotos de ustedes juntos y cambiando su perfil a citas en serio o casados?



    Amar y ser amado es, sin duda, el mayor anhelo del ser humano y, por tanto, la mayor causa de sus satisfacciones y también de sus frustraciones.

    Sin embargo, aun con este deseo latiendo intensamente en su interior, muchas personas temen asumir una relación amorosa, que implique compromiso y entrega. Factores como la baja autoestima, la inseguridad, el miedo a experimentar frustraciones y el sufrimiento pueden llevarlos a evitar una conexión amorosa más profunda, también están aquellas personas que no se sienten dignas de experimentar un gran amor. O aún quedan dudas sobre si se trata de la persona adecuada.

    Bert Hellinger nos cuenta que cuando el niño es separado de la madre tempranamente, como en el caso de un niño que nace prematuramente y necesita permanecer en la incubadora o un parto por cesárea que también ocurre una separación temprana o cuando la madre o el bebé tiene una problema de salud en el que ocurre la separación por hospitalización, el niño siente la separación como un gran dolor y cambia después de este evento, ya que el dolor se convierte en ira o desesperación. Cuando la madre regresa, el niño se lleva a la madre, al recordar el dolor que sintió. Entonces la madre tal vez cree que ha fallado de alguna manera y también se retrae. De esta manera, los dos permanecen separados.



    Este hecho puede tener influencias a lo largo de la vida, incluso en las relaciones amorosas. Cuando se produce un movimiento que se interrumpe tempranamente, principalmente en la relación con la madre, a veces también en la relación con el padre, luego el niño no se acerca a otras personas. Tiene miedo de la cercanía que allá atrás resultó en una separación, causándole un gran dolor. Siempre que te acercas a alguien, inconscientemente recuerdas el dolor pasado y detienes el movimiento de acercamiento, manteniendo la distancia y la superficialidad de la relación.

    ¿Por qué no asume nuestra relación amorosa?
    Keira Burton / Pexels

    Si más adelante este niño, de adulto, quiere acercarse a alguien, recordará el sufrimiento vivido en la infancia, y aun deseando amar y ser amado, puede retirarse para evitar un vínculo más profundo (que se ha convertido en sinónimo con el sufrimiento, en el ejemplo citado), relacionado con la madre) y volver a traerle sufrimiento.

    Es de gran importancia mirarse a uno mismo antes de querer entablar una relación afectiva. Estar en tu lugar adecuado dentro de la familia de origen te facilita posicionarte también correctamente en la relación amorosa.

    Tener claridad de lo que buscas en la otra persona y en la relación es fundamental. Muchas uniones comienzan con alguien que busca en su pareja la capacidad de satisfacer sus necesidades. El problema es que la otra pareja también puede estar buscando lo mismo: alguien que satisfaga sus necesidades y deseos.

    Si ves al otro como una oportunidad para conseguir lo que quieres, él, (el compañero), puede considerar la relación como una oportunidad pasajera para llevarte a satisfacer solo sus necesidades y nada más, no asumiendo la relación y la construcción de una vida en común. .

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    Buscar a alguien en la relación que satisfaga sus necesidades sin un intercambio justo puede llevar a la otra persona a retroceder y no aceptar la unión. En un nivel más profundo, parece un niño que busca una madre en lugar de un adulto que busca una pareja adulta.


    Una relación adulta florece cuando existe la necesidad de equilibrio (dar y recibir/tomar) combinado con amor, lo que enriquece la asociación.


    Mírate, mira tu relación, haz los cambios que estén a tu alcance y busca ayuda para tener mejoras más profundas y duraderas, la constelación sistémica familiar y la kinesiología cuántica son grandes herramientas que te ayudan con estos cambios.


    Facilitadora Fátima Cardoso.

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