Una de las formas más sutiles y difíciles de detectar utilizadas como maniobras de abuso emocional y control del otro ocurre cuando la relación afectiva o parental presiona todo.
Esta es una variable de maltrato donde la víctima permanece el 100% del tiempo presionada para ser perfecta y correcta en todo, pero que todo debe ser únicamente de acuerdo a la métrica del maltratador.
En este clima nocivo, cualquier discurso o actitud que se aparte de las expectativas puede generar en la víctima situaciones insoportablemente más tensas que las que está atravesando. Sumado a esto, recibirás palabras tan cargadas que en algún momento culminarán en un grave malestar interior; una alarma, por mantener tanta presión dentro de ti durante mucho más tiempo del que realmente puedes manejar. Ante este lastre, puede acabar explotando o desapareciendo en una profunda angustia, tristeza y apatía, incluso con la opción de cargar con una buena dosis de culpa indebida.
El mayor peligro se da si la víctima no está despierta en esta trama en la que, ininterrumpidamente, al intentar hacer siempre “lo correcto”, se pasa sin cesar sobre sí mismo, creando un complejo pronóstico de enfermedad física y psíquica.
Cualquiera que pase por esto sabe muy bien cómo funciona: es tan sutil, triste y aterrador, que parece mejor negarlo todo, jugando al “juego alegre”, como si no te afectara, que enfrentarte a la situación abusiva. El control del otro y del entorno es la nota clave de este patrón de acorralamiento.
Quien acepta y está de acuerdo con este juego tiene mucho miedo de romper la frágil frontera de la pseudo-paz, desequilibrando a la pareja hasta el punto de que la tensión constantemente experimentada se vuelve demasiado visible en la relación. El problema habitual es que cuanto más cede uno, más espacio y poder gana el otro, instalando cada vez más un arsenal de censores restrictivos y coercitivos, convirtiendo poco a poco la vida de la sociedad afectiva y familiar en un auténtico infierno.
Por otro lado, si la víctima elude y sigue prefiriendo la pseudo-paz, se verá cada vez más restringida en sus expresiones de vida. Al tratar de controlar los posibles cambios en el estado de ánimo de la pareja, ésta inevitablemente se cuidará más y permanecerá aprisionada hasta que se produzca un colapso total que genere un despertar a la liberación.
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Se espera que sea lo antes posible y sin más dolor, más allá del que ya siente la víctima.
Tu vida es tu mayor valor, totalmente insustituible. Tu tiempo de vida es ahora. Tu mejor momento debe ser ahora.
¡Cuanto más despierto, mejor!
