La sororidad virtual: un discurso que no se convierte en práctica

En una sociedad que se estructura en torno al machismo, la idea que prevalece es que las mujeres deben servir a los hombres. Más que eso: deben competir entre sí para que uno reciba más atención que el otro, para que se ajuste más a los estándares de belleza o al ideal de feminidad.

Esta idea de competitividad femenina se reproduce en productos audiovisuales, con villanas y jóvenes peleándose por hombres, y en las redes sociales, con el alcance que tendrá una mujer dentro de los estándares de belleza, en relación a una mujer que no lo es. los cánones de la belleza.



Sin embargo, la permanencia de este concepto no se da sólo a través de los medios de comunicación o de internet. La competencia femenina también está en las relaciones amistosas. En lugar de que una mujer se sienta bien por el éxito de su amiga, se siente inferior y fracasada. A veces, incluso puedes esperar inconscientemente que algo salga mal para el otro.

Aunque la competencia femenina no parece tan dañina para algunas personas, las consecuencias que trae a la sociedad incluyen la distancia entre las mujeres, la ausencia de discusiones relacionadas con la experiencia femenina y la dificultad para dar credibilidad a los discursos de las mujeres.

Según el movimiento social feminista, es a través de la hermandad que se puede desalentar la competencia femenina. El núcleo de esta palabra reproduce la idea de que las mujeres deben unirse.

La sororidad virtual: un discurso que no se convierte en práctica
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Cuando una mujer cuenta su propia historia o su propia experiencia, por ejemplo, las demás mujeres deben escuchar lo que ella tiene que decir, respetar el relato y entender que cada una vive una realidad diferente.

Aunque pareciera sencillo hacer un ejercicio de unión, muchas veces la sororidad se sostiene sólo como discurso. Es decir, muchas mujeres comparten imágenes y frases relacionadas con este concepto, pero no lo ponen en práctica al interactuar con sus pares.



Este es el riesgo de la hermandad virtual. Lo que parece ser una red de apoyo entre mujeres de todo el mundo es, en realidad, la repetición de una palabra cuyo significado ha sido vaciado. Es común que la hermandad se utilice como un mecanismo para reforzar la competitividad femenina.

Un ejemplo de este problema es lo que sucede cuando una mujer termina una relación. Al enterarse de que una amiga comenzó a involucrarse con la persona con la que ella rompió, se manifiestan la frustración, los celos y la envidia. Ella afirma que la otra mujer no puso en práctica su hermandad, ya que se involucró con alguien con quien alguna vez tuvo una relación.

En muchos de los casos, la persona con la que esta mujer estaba involucrada era un hombre. La competencia femenina está presente en este caso porque ambas comienzan a luchar por el deseo y la atención de este hombre, utilizando la hermandad como medio para validar el argumento de la competitividad.

Es algo así como "si realmente eres una mujer feminista, entonces no deberías involucrarte con este hombre que una vez significó algo para mí". Se ignora que los hombres tienen una participación activa en este proceso y la mayor enemistad se da entre las mujeres. Desafortunadamente, este no es el único caso en el que se vació el significado de la hermandad.

Ejemplos de mala hermandad virtual

1) Cuando la hermandad (no) golpea las paredes

Un movimiento muy común es escribir mensajes, palabras o frases en las paredes de los baños, especialmente en las universidades. Sin embargo, no todos los baños pueden contener este tipo de intervención.

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En colegios privados, bares u otros establecimientos, es común que estas palabras sean borradas diariamente, mensualmente o anualmente por un equipo de limpieza.



Según datos del Instituto Españaeiro de Geografia e Estatística (IBGE), en 2017, el 39,8% de las españolas negras representan colectivos que se encuentran en condiciones laborales precarias. El mercado de la limpieza, que suele estar tercerizado, forma parte de este tipo de condiciones.

En este sentido, garabatear en una pared que las mujeres necesitan unirse, que deben poner en práctica la sororidad, puede resultar en más trabajo para una mujer con una vida menos privilegiada que la que lo escribió, que quizás ni se imagina lo que significa la sororidad. . .

La sororidad debe manifestarse fuera de internet ofreciendo educación y empleo a mujeres desfavorecidas, a través de iniciativas que permitan compartir y escuchar las dificultades de cada una. Ese sería un ejemplo de unidad, respeto y comprensión.

Así, la hermandad que predica la escritura de mensajes y palabras en establecimientos que habrá que limpiar es una hermandad virtual. El discurso existe, pero se pone en práctica de forma equivocada.

2) Cuando la hermandad (no) reconoce el testimonio de la víctima

El Atlas de la Violencia es una encuesta que realiza anualmente el Instituto de Investigaciones Económicas Aplicadas (IPEA). En 2018, el Atlas de la Violencia también abordó la violencia sexual contra niñas y mujeres.

Los datos obtenidos por la encuesta consideran que solo del 10% al 15% de los casos de este tipo de violencia son denunciados a la policía española o al Sistema Único de Salud (SUS). Así, el total de 135 violaciones al día en España, si se consideran las que no se denuncian, ascendería a 822 a 1370 violaciones al día.

Lo que desalienta el acto de denunciar las formas de agresión contra las mujeres son muchos factores. La deslegitimación del discurso de la víctima, el miedo al agresor, la vergüenza de lo sucedido, la normalización del acoso y la culpabilización de la mujer por la violencia sufrida son cuestiones decisivas en este momento.



Una mujer puede no denunciar el maltrato que sufre por miedo al maltratador y al qué dirán de ella. Aunque puedan ser objeto del mismo tipo de violencia, el juicio lo suelen hacer otras mujeres.

Un ejemplo de esto fue lo que le sucedió a la modelo Najila Trindade, cuando denunció que había sido violada por el futbolista Neymar Júnior. Incluso antes de que la justicia determinara el resultado del caso, hombres y mujeres ya decían que ella era una usurera, una oportunista, una mentirosa, etc.

Muchas mujeres que predican la sororidad en internet afirmaron que, debido a que Najila le había enviado fotos sin ropa a Neymar, adoptó el comportamiento de una mujer carente de respeto y valor.

En un país donde alrededor del 80% de las mujeres no denuncian las agresiones que sufren, posicionarse en contra de la versión de una de las mujeres que denunció los abusos puede contribuir a la permanencia de esta cultura.

Los argumentos en defensa de Neymar fueron más numerosos que los argumentos en defensa de Najila, a pesar de que el caso no se había cerrado. Esto va en contra de cualquier interpretación del concepto de sororidad, ya que esta mujer nunca fue escuchada, comprendida y respetada.

3) Cuando la sororidad (no) reconoce diferentes cuerpos

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Gemma Chua-Tran/Unsplash

Una expresión que también circula en internet es “body shaming”. Este término inglés, cuando se traduce al portugués, significa algo así como “humillación por el cuerpo”. Es decir, cada vez que se critica el cuerpo de una mujer que no pertenece al estándar de belleza, se le somete a un body shaming.

Sin embargo, la hermandad virtual parece ignorar la necesidad de reconocer todas las formas de belleza. Incluso las mujeres que predican la importancia de la hermandad terminan condenando a las celebridades que han subido mucho de peso o que han perdido mucho peso, elogiando solo a aquellas que cumplen con todos los estándares.

Algunas de las celebridades internacionales que han sido avergonzadas por su cuerpo son Beyoncé, Rihanna, Demi Lovato, Taylor Swift, Chloë Grace Moretz, Jennifer Aniston, Mariah Carey, Ruby Rose y Serena Williams. En España, la personalidad que ha sido blanco de ataques es Cleo Pires.

Kim Kardashian y Khloé Kardashian también pasaron por este tipo de experiencias. Sin embargo, en lugar de usar ese dolor para difundir la importancia de amar sus cuerpos, lo que hacen es resaltar la necesidad de ajustarse al estándar de belleza.

La práctica de la hermandad debería condenar los comentarios que las mujeres hacen sobre el cuerpo de las demás. Incluso un cumplido que suene positivo como “¡te ves tan hermosa y delgada!” o “eres tan valiente por publicar una foto mostrando tu celulitis”, refuerzan la idea de que el peso de una mujer está directamente relacionado con lo bella que se ve.

4) Cuando la hermandad (no) reconoce los problemas raciales

La edición de 2019 de Gran Hermano España fue ganada por la participante Paula Sperling. Durante el reality show, el concursante reprodujo frases y pensamientos racistas y homófobos. Cuando otros participantes le alertaron sobre sus problemas del habla, Paula se negó a aprender.

Esta actitud racista y homófoba de Paula, si bien no impidió que ganara el programa, generó la revuelta de los televidentes y demás competidores del reality. Entonces, cuando salió de la casa, recibió numerosos comentarios que hacían referencia a lo racista que es.

Ante las críticas y la acusación de intolerancia religiosa (causada por el racismo contra las religiones de origen africano), Paula dijo que todo lo que decía era su opinión, y que la gente debería tener empatía. Las mujeres que la defendieron dijeron que las otras mujeres deberían poner en práctica su hermandad y apoyar a la ex-BBB.

En ese momento, la hermandad se utilizó como una herramienta para reforzar el racismo en la sociedad. El feminismo no debe tolerar los discursos racistas de una persona que se niega a aprender y reconocer el significado de la vida de los negros.

La hermandad se pondría en práctica, de hecho, si Paula pudiera escuchar lo que las mujeres intentaban enseñarle. La sororidad no debe servir para decir que todas las mujeres tienen razón, incluso cuando reproducen el racismo y la homofobia.

Es la hermandad virtual que predica la necesidad de exaltar los discursos de todas las mujeres, sin ningún tipo de clase, género, etnia o sexualidad. La superficialidad de este discurso es alarmante, pues constituye una forma de permanencia de las estructuras étnicas opresoras.

5) Cuando la hermandad (no) deja espacio para la privacidad de una mujer

La sororidad virtual: un discurso que no se convierte en práctica
Omar López / Unsplash

Un caso que cobró protagonismo en internet fue el fin del matrimonio de Débora Nascimento y José Loreto. Los sitios de chismes dieron a conocer que la separación de la pareja estuvo a cargo de la actriz Marina Ruy Barbosa, casada y entonces coprotagonista de José Loreto.

De inmediato, las redes sociales de la pelirroja se contaminaron de ataques. Decían que era una traidora, que hacía todo lo posible por salir adelante en su carrera, que no respetaba a las demás mujeres.

Actrices como Bruna Marquezine y Giovanna Ewbank se solidarizaron con Débora e Internet también comenzó a atacarlas alegando que estaban celosas de Marina. La polémica involucró a otras celebridades y medios de comunicación, pero esta no es la parte relevante de esta situación.

El caso es que todas estas mujeres fueron víctimas de ataques virtuales por parte de personas que utilizaron la hermandad como argumento de defensa de cada bando. O Marina no había practicado la sororidad con Débora o Débora no había practicado la sororidad con Marina.

Fueron muchas las versiones que ganaron espacio en los comentarios de Instagram, Facebook y Twitter. Pocas fueron las mujeres que respetaron este difícil momento en la vida de todos ellos y les dieron derecho a no ser molestados.

La hermandad no debe servir como una forma de enfrentar a una mujer con otra. La hermandad debe ser un ejercicio de respeto y comprensión. La separación de una pareja no debe dar lugar a ciberataques entre mujeres que quieren defender a una u otra sin conocer realmente la situación.

Un ejemplo de hermandad para este caso, y para muchos otros, sería permitir que las mujeres cuenten sus versiones o tengan derecho a no opinar al respecto. La hermandad es un proceso de intercambio y aprendizaje, no competencia e intriga.

Según el movimiento social feminista, es a través de la hermandad que se puede desalentar la competencia femenina. El núcleo de esta palabra reproduce la idea de que las mujeres deben unirse.

Definición de hermandad

La sororidad virtual: un discurso que no se convierte en práctica
Analizar/Unsplash

Según el feminismo, la palabra “sororidade” se originó en la lengua latina, de la palabra “soror”, que significa “hermana”. Entonces la práctica de la hermandad no es más que entender que las mujeres deben unirse y apoyarse, formando una hermandad de respeto, comprensión y confianza.

Es importante recalcar que la sororidad no tiene la idea del amor entre todas las mujeres. Si no te llevas bien con una mujer que has conocido en algún momento de tu vida, eso no te hace menos feminista. Mientras respetes a las mujeres, las conozcas o no, y sepas cómo escucharlas cuando sea necesario, la hermandad tiene un lugar en tu vida.

Es desde la hermandad que podemos lograr el empoderamiento femenino. Al reconocer el valor y las capacidades de otras mujeres y apoyarlas para que sigan trabajando en sus segmentos o compartiendo sus experiencias, estimulamos la confianza y autoestima de estas personas, permitiéndoles empoderarse cada vez más.

Cuando una mujer cuenta su propia historia o su propia experiencia, por ejemplo, las demás mujeres deben escuchar lo que ella tiene que decir, respetar el relato y entender que cada una vive una realidad diferente.

Hermandad masculina y femenina

Dado que muchas personas que usan la palabra "hermandad" agregan "femenino" al lado, formando "hermandad femenina", es común que crean que existe algún tipo de hermandad masculina. De hecho, dado que la hermandad es un término del feminismo, un movimiento de mujeres para mujeres, no existe la hermandad masculina.

Así, decir “hermandad femenina” es incluso un pleonasmo, ya que no es posible definir una hermandad diferente a la femenina. La razón por la que no hay necesidad de defender la hermandad masculina es que en ningún momento se desanimó a los hombres de apoyarse unos a otros. Los hombres no se construyen socialmente como enemigos unos de otros, como lo son las mujeres.

Dado que no hay rivalidad o competencia masculina, no hay necesidad de un movimiento en respuesta a ello, como el feminismo o la aplicación de la hermandad. No hay problemas teóricos en decir sororidad femenina o empoderamiento femenino, pero es necesario entender que estos términos no se pueden trasladar al masculino.

Cómo practicar la hermandad virtual

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Paul Hanaoka/Unsplash

¿Sabías que es posible practicar la sororidad virtualmente, a través de internet? Una vez que comprenda lo que significa este concepto, hay algunos pasos que puede seguir para que sea cada vez más difundido y estudiado por otras personas. ¡Mira qué hacer!

1) Compartir es esencial

Compartir los conocimientos que adquirimos a lo largo de la vida siempre es importante para que otras personas, que no han tenido el mismo acceso a la información que nosotros, puedan entender las causas por las que luchamos. Difundir estudios, manuales e información sobre sororidad, feminismo y empoderamiento femenino, para que más mujeres estén actualizadas en estos temas y puedan luchar por sus derechos.

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2) Los juicios no tienen tiempo

En internet es común que nos entreguemos al acto de juzgar a otra persona. Comentar sobre la ropa, apariencia o actitud de una mujer puede no ser lo mejor que se puede hacer. Hay muchas formas de educar y advertir sobre conductas nocivas, si es el caso, pero en ninguna de ellas se debe ofender. También evita sacar conclusiones sobre las mujeres a partir de las fotos que publican o de los comentarios que hacen. Recuerda que todo el mundo está en un proceso de aprendizaje.

3) Apoyar y publicitar

Apoyar y dar a conocer el trabajo de otras mujeres es fundamental para que se sientan motivadas a luchar por sus sueños y por lo que creen. ¡Usa tus redes sociales para mostrar trabajos realizados por mujeres, para compartir contenidos producidos por investigadoras o profesionales de diferentes áreas y crea una poderosa red de apoyo en tu perfil!

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