Familia

    Hoy me gustaría hablar de un tema que ha traído muchas oportunidades para la reflexión. Y, como hemos dicho antes, la reflexión puede traer cambios y maduración, significa recorrer el camino del autoconocimiento para volverse cada vez más completos o “yo”, como dice Jung.

    ¿Cuál es el significado de la palabra familia? Se entiende por familia a un grupo de personas que viven en una misma casa y con un ancestro común.

    En esta sencilla definición, empezamos a darnos cuenta de que “vivir en la misma casa” tiene un tiempo determinado en diferentes culturas. Las familias españolas, en su mayoría, quieren a sus hijos bajo el mismo techo el mayor tiempo posible. En las familias americanas, los hijos suelen salir de casa entre los 16 y los 18 años.



    Justo en este punto, podemos comenzar nuestra reflexión. Las familias que quieren que sus hijos vivan juntos más tiempo, “familia canguro”, refiriéndose a los cachorros que viven en la bolsa de su madre, ¿quieren más a sus hijos que aquellas que les permiten salir antes de casa?

    Cuando pregunto esto, lo primero que me viene a la mente es: “¿quién soy yo para juzgar?”. Cada familia sabe lo que funciona mejor en su núcleo. Sin embargo, es importante recalcar que el amor no está relacionado con el hecho de que un niño viva con la familia o solo. El amor está relacionado con el hecho de que permitimos que el otro sea libre y responsable de sus elecciones., así como el hecho de que estamos disponibles para tiempos de necesidad. Es importante ver en el otro una individualidad que busca mejorar, entender que cada ser es único y que la evolución es individual, pero que todo lo que nos rodea es una herramienta importante para esta evolución. Incluida la familia, porque no es nuestra, en el sentido posesivo de la palabra.



    Familia

    El hecho de que nos apeguemos exageradamente a nuestros familiares puede generar grandes desequilibrios internos, y la inseguridad es uno de esos problemas. A menudo, los padres terminan resolviendo y cubriendo las necesidades de sus hijos, a veces incluso antes de que surja la necesidad, y esto elimina cualquier intento de maduración emocional. Esta sobreprotección acaba generando una baja tolerancia a la frustración, retrasando el proceso evolutivo.

    Es importante pensar que cada uno de nosotros tiene tiempo para hacer cosas y aprender de nuestras propias experiencias es bastante efectivo. Las relaciones familiares más exitosas implican confianza, seguridad, bienestar, respeto por las diferencias. Sentirse "dueño" de las mejores elecciones para el otro, indica control y superioridad, y puede generar inseguridad e inferioridad en el otro. Los niños que han sido educados de esta manera difícilmente podrán tomar decisiones en la vida adulta, por el simple hecho de que aún no son adultos. Es necesario recordar que la vida exige ciertas posturas y cuanto más libres estemos, más fácilmente responderemos a todas las exigencias de la vida.

    Por lo tanto, el cuidado exagerado y la atención excesiva no son sinónimos de amor. El equilibrio y el camino del medio se convierten en las mejores opciones. El desapego familiar es un signo de respeto y amor verdadero. Permitir que cada uno tome sus propias decisiones y no esperar que los niños cumplan con las expectativas creadas por sus padres es una señal de amor.

    Cierro con una cita del libro “El amor también se aprende”:

    “Los niños que siguen sus elecciones siempre regresarán con sus padres y estarán agradecidos por todo lo que recibieron de ellos. Los dos mayores regalos que podemos dar a nuestros hijos son raíces éticas y alas de libertad”.



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