Dime dónde estás

    Adoptar el hábito de caminar, preferiblemente todos los días, es una recomendación bastante repetitiva como acción positiva para nuestra salud y bienestar. Debido a los altos niveles de sedentarismo en nuestra sociedad actual, sumado al hecho de que las rutinas ocupadas interfieren con el caminar, excusa que no justifica la importancia de no practicar este ejercicio físico y mental, poco se cuestiona sobre el lugar más adecuado para la realización de este tipo de actividad.

    “¡Adelante, camina! Sube las escaleras de los edificios, evitando el ascensor; caminar de casa al trabajo” son algunos consejos que la gente suele escuchar para que las personas adquieran este hábito en medio de actividades consideradas esenciales en su vida diaria.



    Pero poco, o casi nunca, se discute cuál es el lugar más adecuado para caminar. Al fin y al cabo, si es tan difícil sacar a esta gente de las series de televisión, internet y los videojuegos, quizá también sea exigir mucho cobrar por donde deberían dar un paseo. Podría ser, pero no debería.

    Según un estudio realizado por Gregory Bratman, estudiante de posgrado de la Universidad de Stanford, el flujo sanguíneo en la corteza prefrontal del cerebro de las personas varía según el lugar por donde caminan. Cuanta más sangre, más actividades realiza el cerebro. Para llegar a esta conclusión, Bratman seleccionó a 38 personas y las dividió en dos grupos, pidiendo a uno de estos grupos que caminara en una zona boscosa, mientras que el otro equipo caminaba en un punto más concurrido de los alrededores de la institución. Tras completar los recorridos estipulados, ambos grupos contestarían cuestionarios para comprobar la actividad cerebral.

    Dime dónde estásCon la ayuda de tomografías computarizadas antes y después de que los dos grupos caminaran en las áreas respectivas durante una hora y media, Bratman observó que el flujo sanguíneo en la corteza prefrontal de quienes caminaban en el área más concurrida era más intenso. En el caso de los que circulaban por la zona boscosa resultó que tenían menos sangre circulando en la corteza prefrontal.



    Si bien el riego sanguíneo es algo positivo, la búsqueda de un paseo relajante y para aliviar las tensiones de la rutina debe hacerse preferentemente en áreas boscosas, según la investigación. Caminar es lo más importante, pero el contacto humano con la naturaleza nos proporciona la condición para ver el mundo más allá de lo que estamos acostumbrados. El mundo que creamos es artificial, por lo que el contacto con la naturaleza es fundamental para guiarnos a las raíces de nuestro origen. Tan importante como el dicho “dime con quién andas”, dónde pasas el rato también es relevante.



    • Escrito por Diego Rennan del Team Eu Sem Fronteiras.
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