Desde que era adolescente, “creatividad” ha sido una palabra que me persigue. Pensé que podría aprender a ser creativo tomando un curso de arte o comprando libros sobre el tema (que no siempre tenía la paciencia para leer hasta el final). Me creía incapaz, sin talento, sin tiempo, sin dinero, y encima era excesivamente autocrítico. Tal vez la inspiración era algo que caería repentinamente del cielo, como un rayo, y sería bendecido... tal vez.
Por falta de coraje o por no creer en mi potencial para ser creativo, un potencial inherente a TODO ser humano, incluyéndote a ti, que me lees ahora, terminé optando por una carrera corporativa, llena de números y visiones analíticas.
Con el tiempo, de alguna manera, llené este vacío ejerciendo la creatividad en la elaboración de cuadros e informes, ¡y qué maravilla cuando descubrí los recursos del buen Power Point! De alguna manera satisfizo mis impulsos creativos y me hizo feliz, temporalmente.
Investigué un poco, hasta el día que descubrí la cerámica. Y a través de la práctica –que implica muchos intentos, frustraciones y aprendizajes– terminé identificándome con esta forma de expresión y con sus miles de posibilidades para ejercitar, en definitiva, la tan ansiada “Creatividad”.
¿Y para ti qué es la Creatividad? ¿Te consideras una persona creativa? ¿Crees que “no naciste para esto”? Ahí está la trampa, amigo… La creatividad es una forma de ver la vida y de resolver los problemas que te afectan a diario, y no es exclusiva de los artistas talentosos y famosos.
Un cuadro en mi estudio dice: “La mente es como un paracaídas, solo funciona si está Abierto”. La creatividad es eso, es un proceso, una búsqueda, pero solo sucederá si estás dispuesto a mirar cualquier cosa abiertamente, sin prejuicios, prejuicios, críticas, miedos y todo lo demás que te impide lograr las cosas.
CREAR incluye, por supuesto, posibles dones “artísticos”, pero también actividades como cocinar, arreglar armarios, conducir por la ciudad, poner la mesa, vestirse, limpiar la casa, hacer deporte, y ahí va un sinfín de tareas y hábitos que puede ser más creativo.
Sobre todo, creo que ejercitamos nuestra Creatividad cuando nos enfrentamos a problemas de cualquier índole, y buscamos soluciones. Pero se necesita PRÁCTICA.
Clay ofrece esta oportunidad de entrenar el cerebro para probar y probar nuevas formas de resolver una serie de "problemas" que nos llegan a través del proceso cerámico. Escribo “problema” entre comillas, porque muchas veces lo que vemos como tal puede ser la solución en sí mismo o al menos será una experiencia de aprendizaje muy útil para cuando se presente nuevamente el mismo problema.
¡Esto se aplica a la vida cotidiana, sin duda! ¡Y cuanto más se acostumbre su mente a buscar salidas, más sinapsis creará y más creativo se volverá! ¡Bingo!
Teóricamente, el proceso sería algo así como...
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Con la Cerámica, la diferencia es que la Solución del “Problema” casi nunca es teorizada, sino INTUITIVA, experimentada, “surge” de algún lugar hasta entonces inconsciente. En otras palabras, ¡la magia sucede! Pero ese es un tema para un próximo post.
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