Hay muchos caminos espirituales donde el individuo puede buscar el autoconocimiento, estos caminos se conforman, es decir, crean formas, en escuelas que nada más apuntan al mismo trabajo. El individuo escoge, casi por intuición, aquella escuela que mejor se ajusta a sus características y tendencias personales. La elección, sin embargo, siempre está predeterminada por un período de crisis interna, un período oscuro de inquietud interior y angustia existencial que atraviesa la persona. En este momento me viene a la mente una frase fantástica del gran filósofo Friedrich Nietzsche: “Debes tener el caos dentro de ti para dar a luz a una estrella centelleante”.
Esta crisis que atravesamos debe interpretarse como una alarma que llama a la Gran Obra. La gran obra es el proceso en busca de la respuesta. "¿quien soy yo?"Este proceso, según los ocultistas, puede llevar muchas, muchas vidas sucesivas. Esta inquietud espiritual que vivimos debe ser vista y vista como un punto de partida para la meta final a alcanzar, -el autoconocimiento-, o el reencuentro con uno mismo.
Adentro y afuera, todos están hechos de vibraciones energéticas y al hombre se le da el poder de dominar y disfrutar de todas estas energías. Desde el momento en que el hombre asciende, paso a paso en busca de su superación consciente y de toda la fuerza de voluntad que emana de su conciencia, es capaz de utilizar su mente. La mente es el mayor y mejor instrumento para la manipulación de las energías, eres capaz de controlarlas, transmutarlas y moldearlas desde el momento en que subes el primer escalón, el del autoconocimiento.
