El portal de las mariposas se ha abierto.
Doy un salto y estamos sentados en la rama de un hermoso árbol.
En nuestras búsquedas, el colorido mandala de energÃas infinitas gira.
Las nubes se mezclan con ramas y hojas.
El espectro trémulo de la luna brilla para bañar a una ninfa tan hermosa que solo medita.
El diseño abstracto demuestra equilibrio, el momento de Yin y Yang.
En la mente, el universo florece.
Una historia de amor posible sólo en las más altas dimensiones.
La mirada que penetra y corta como el relámpago y el relámpago.
Se manifiesta la feminidad del alma amada.
Ennoblecido y conectado contigo.
Tantas lágrimas que caen como gotas de lluvia.
El unicornio está atento, en medio del veneno de la supuesta realidad.
Un tiempo en el que nos balanceamos y jugamos, como una flor que se abre en la palma de nuestra mano.
Detrás de la cortina de los planetas, se abre un portal a los niños eternos.
Una inmersión profunda dentro de ti mismo.
En la inmensidad del todo, hay placer, vida y muerte.
Placer y vida en el Ser, y en la muerte nada más que nada.
Un hombre y una mujer intercambian energÃa, la mente se expande.
Un cÃrculo de luz violeta para contemplar, sentado sobre piedras milenarias, observando.
De la pirámide perfecta viene la música, y hay energÃa en las ondas que envÃa el universo.
Máscaras que se rompen.
¿Lo que nosotros queremos?
Voces interiores responden: amor.
De los espejos viene la respuesta: amor.
¡Las estrellas fugaces comparten la felicidad del amor!
Entrelazados en un toque mágico.
El alma sabe.
El alma querida siempre lo supo.
El colibrà viene a sanar el dolor, a dar paso al amor.
La niña se libera, extiende sus alas y, con los brazos abiertos, está lista.
Relajándose y teniendo un poco de paz, un poco de meditación, los chakras se alinean.
Te siento.
Sembrando la energÃa pura del amor, soltando la llave.
En el escenario ancestral aparece el presente.
Creación de deseos ancestrales.
La mujer mariposa, con sus brillantes alas azules, emprende su hermoso vuelo.
El viento del destino la empuja, y en el silencio va y se va, hacia el templo del amor.
Sin culpa, tan hermosa, su inocencia, su sentimiento y emoción con devoción.
Tengo miedo, no quiero enorgullecerme de saber ser fuerte.
Duele mirar dentro del corazón, alma querida.
Voy volviendo a mÃ, como tú vas, asà fluye el destino.
Creo y confÃo.
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Nunca me importó lo que piensen los demás.
Cuando te encontré me encontré a mà mismo.
Incluso si no nos quedamos aquà para siempre, ¡estaré contigo para siempre!
Nuestras almas y llamas gemelas que se encuentran.
Autor Euclydes Zanon Filho
