Acogiendo sin juzgar

Siempre me gusta partir de la premisa de que contribuyo a la evolución del planeta cuando estoy bien, cuando me cuido y me alimento de buenas y positivas actitudes.

Me gusta pensar que es mi responsabilidad y solo mía limpiarme y mantener mi alma limpia y renovada. Este es mi compromiso: cuidarme siempre.

Para ello debo acogerme sin juzgar y estar presente en todo momento honrando las emociones que surgen y dándoles espacio para que sean lo que son, para que se expresen libremente, sabiendo que no hay nada malo ni bueno en ser lo que eres.



Cuando juzgo sale mi ego y quiero llamar la atención sobre mi dolor y decirles a todos “mira, estoy sufriendo, estoy sangrando, y tienes que ayudarme, tienes que entenderme y entonces empezamos un ciclo que va al victimismo, a la irritación y en el fondo eso no era exactamente lo que me gustaría transmitir.

Acogiendo sin juzgar

Siempre pienso que cuando alguien está sufriendo o haciendo algo que nos llama la atención sin importar la razón por la que debemos darle la bienvenida a esa persona porque esa persona es nuestro reflejo, nos está diciendo algo de lo que conscientemente no nos damos cuenta. En todo momento debemos centrarnos en nosotros mismos, en nuestros sentimientos y acoger todo lo que está ahí con los brazos abiertos, para que todo lo que se esconde encuentre una salida. Hagamos un rastro para que aparezcan estas emociones, dolores, alegrías.

Abraza tu ira, tu frustración, tu envidia, tu traición o tu desilusión, no eres nada de eso, acabas de pasar por estas experiencias y no necesitas identificarte con ellas. Bienvenido, honra y déjalo pasar; en ese momento entra el no juicio, dejando que las cosas sigan su curso sin detenerse, sin acumularse en nuestra alma. Todas las cosas son libres de ir, y tú eres libre de sentir, de experimentar. No tienes que aferrarte a nada, no hubo error, hubo aprendizaje, y eso lo agradeces y te dejas llevar por el movimiento y lo dejas fluir. Ten amor al aceptar estos sentimientos, que a menudo se etiquetan como incorrectos, inapropiados, indecentes. Date cuenta que no eras consciente de esto y sus consecuencias, y, como una madre cariñosa que acoge y comprende a su hijo pequeño por haber cometido un error, sin gritos y sin moralismos, solo abrázalo y dile está bien, aprendiste otro. manera de hacer las cosas, ha encontrado una manera y ahora sabe adónde ir.



Acogiendo sin juzgar
También te puede interesar
  • respeta tu tiempo
  • El año nuevo como tiempo de introspección
  • ¿Por qué deberías conocerte mejor?

Si tienes que llorar, llora, si tienes que gritar, grita. Si tienes que disculparte, pídelo, en primer lugar, por no darte cuenta de esta emoción, y gracias, porque te está llevando a otro nivel, siempre. Vea la belleza de soltar y no aferrarse.

Practiquemos este pensamiento, esta actitud para que cada vez más personas puedan expresarse sin barreras, y que podamos brindarles nuestro calor, no porque su dolor sea más importante que el nuestro, y viceversa, sino porque es un dolor estar expresado y debe ser honrado para que pueda moverse libremente a través de nosotros. Cuando no juzgo, me siento libre de ser lo que soy, cuando no soy juzgado, me doy cuenta de mi valor y mantengo mi enfoque en estar presente e irradiar todo lo bueno que hay en mí. Fomento alegría y bienestar, porque eso es lo que quiero darle al mundo.



Añade un comentario de Acogiendo sin juzgar
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.