Las festividades de Sucot nos recuerdan la estancia de los hebreos en el desierto, después de salir de Egipto, cuando tuvieron que confiar en el Eterno para su sustento.
Al permanecer bajo una Sucá, permitimos una mayor conexión con Dios, recordando que absolutamente todo proviene de los mundos superiores.
Es un tiempo de regocijo y alegría, pues somos testigos de los diarios e infinitos milagros que se nos brindan en todo tiempo y momento de nuestra existencia.
A pesar de que el mundo trabaja en la idea de que solo podemos ser felices teniendo bienes materiales, sabemos que la felicidad infinita se encuentra dentro de nosotros, es un estado de pensamiento. Podemos ser felices con lo mínimo. Generalmente, cuanto más tiene una persona, más problemas y preocupaciones tiene. De hecho, la mayoría de las cosas que tenemos no son necesarias, porque son innecesarias. Realmente necesitamos reflexionar que ya tenemos todo lo que necesitamos para nuestra existencia, y el Eterno nos sostiene y protege en todo momento. Por lo tanto, podemos ser felices con lo que tenemos.
Debemos ir tras los verdaderos tesoros, incorruptibles y que ningún ladrón puede sustraer, que son los tesoros espirituales. No hay nada más valioso que adentrarse y adentrarse en los mundos superiores, conscientes de la futilidad, precariedad y finitud de este mundo en que vivimos.
Pues bien, no te pierdas en las preguntas vanas de este mundo de ilusión, no malgastes energías persiguiendo metas falsas o temporales, que no valen la pena.
Sed verdaderamente felices, siempre y por cualquier motivo, conscientes de vuestra conexión con el Eterno, que alimenta nuestro cuerpo y nuestra alma.
Este es el significado verdadero y decisivo de Sucot: la confianza en poner tu vida con el Creador.
¡Sé siempre feliz!
¡Chag Sameach!