meditación sobre los deseos

Te invito a comenzar la práctica de la meditación sobre los deseos ahora. Para hacer esto, primero siéntese en una postura que sea naturalmente erguida y preste atención a su respiración durante unos minutos. Segundo, date cuenta de que cuando eres consciente del flujo natural de tu respiración, tus pensamientos se estabilizan y todo entra en armonía.

El acto de desear es un privilegio de los humanos. Basta reflexionar sobre todos los logros y conquistas de la Humanidad. Todo esto fue fruto del deseo.



La música, la danza, los idiomas, las formas de escribir, los descubrimientos de la ciencia y la ciencia misma. Todo esto es el resultado del deseo inherente a los humanos, pero también del deseo de superación personal, el deseo de tener una mejor salud y una vida más larga, el deseo de ser más creativos y de encontrar respuestas a las preguntas más importantes de la vida.

meditación sobre los deseosDesear es fundamental para la psicología humana, y está bien hacerlo. El verdadero problema está en la forma en que lo enfrentamos. Hay una gran diferencia entre tener deseos y ser gobernado por ellos. ¡El deseo es natural!

Entonces, no hay nada de malo en desear, pero debemos tener mucho cuidado de no convertirnos en esclavos de los deseos. Es importante notar que sin deseos no seríamos capaces de lograr nada, porque si no tuviéramos deseos, ni siquiera podríamos elegir qué ropa ponernos, o qué comer a diario.

Pensando de esta manera, no hay necesidad de negar los deseos, o incluso sentirse culpable por ellos, cuando uno decide cumplirlos. Aun así, también es necesario tener en cuenta que, por muy deseables que sean los deseos, nunca te llevarán a la felicidad. Ten esto claro: ser feliz no depende de cuántos deseos ya hayas cumplido.


Asimismo, los deseos nunca terminan y son parte de un ciclo: un deseo da lugar a otro. Si de hecho tuviéramos que cumplir todos los deseos para finalmente ser felices, nunca seríamos felices. Es necesario comprender que la plenitud no proviene de un deseo, ni de una acción, ni de una experiencia.


Plenitud es poder reconocer que en cada pensamiento, en cada deseo, en cada acción que hacemos, incluso en nuestras emociones, hay una luz que ilumina todo esto. Esta luz es la luz de la Conciencia que eres.

Hay varias prácticas en las que podemos aplicar este pensamiento. Por ejemplo, cuando dedicamos tiempo y esfuerzo en beneficio de otras personas. Cuando actuamos de esta manera, quitamos el foco de nosotros mismos y de nuestro ego.

Cuando dedicamos tiempo, aunque sea poco, a reducir el sufrimiento del otro, reconociendo la Conciencia de que el otro también es, somos capaces de dimensionar con realismo nuestros deseos. Y como consecuencia, perderán su fuerza.

Hay dos tipos de deseos. Aquellas que están vinculadas a nuestro bienestar, que existen para satisfacer nuestras necesidades básicas, como comer, descansar, estar sano, etc. Y aquellas que no son imprescindibles para nuestra supervivencia y que solo nos aportan placer, comodidad o satisfacción.

En este sentido, todos y cada uno de los deseos deben estar alineados con el bien común. En otras palabras, es necesario reflexionar sobre si tenemos derecho a cumplir un deseo que puede llegar a anular el derecho de otra persona, causándole sufrimiento. Si esto sucede con algún deseo tuyo, ¿no sería mejor abstenerse de ello?  

Una forma de lidiar con los deseos que no desaparecen, o sobre los que podemos tener dudas, es evitar cumplirlos por impulso. Aprende a resistir, cuenta hasta diez antes de lanzarte a la realización de tus deseos. Cuando hacemos esto, nos tomamos un momento para darnos cuenta si estos deseos están alineados con el bien y si realmente necesitamos cumplirlos.


Entonces, volviendo a lo que decíamos al principio, desear es lo que nos hace humanos. Es necesario tomarlos como una bendición, apreciándolos con objetividad y evitando proyectarlos como la respuesta a nuestra felicidad.


Acoger los deseos y reconocer el poder que tienen sobre nosotros. Reconoce también que no necesitamos realizarlos, y mucho menos negarlos para alcanzar la felicidad. Cuando hacemos y entendemos esto, seremos felices antes de los deseos, durante y después de ellos.

En conclusión, vuelve lentamente a observar tu respiración, fíjate en las sensaciones físicas que estás teniendo. Abre los ojos y prepárate para vivir con consciencia y tranquilidad los próximos momentos.



¡Deseo que tengas una relación pacífica con tus deseos!

Oṁ śāntiḥ śāntiḥ śāntiḥ Hariḥ Oṁ.

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