No siempre es posible pagar el alquiler o comprar una casa. En tiempos de crisis, donde prácticamente todo ha subido de precio, buscar formas alternativas de vivir acaba siendo una buena solución, y la casa compartida es una de ellas. Los beneficios no son solo económicos, también son personales, ya que es una experiencia notable para quienes la atraviesan.
El predominio del gasto consciente, según los expertos, hará más común la experiencia de vivir en una casa compartida. Ya es posible conocer pensiones donde viven varias personas, comparten gastos y habitaciones. En la casa compartida, los valores son similares, pero la idea de vivir está más viva en el sentido de un hogar. Además, no es solo un período, lo que suele ocurrir en las pensiones.
Casa compartida: intención de vivir
Como en las pensiones, donde la mayoría vive por elección, en la casa compartida hay una intención de vivir esta experiencia, de intercambiar ideas y de buscar la libertad conviviendo con un grupo de personas. Es una elección que termina reflejándose en la forma de vida de este individuo.
¿Cuántas casas enormes hay donde solo viven dos residentes y no intercambian experiencias? Este concepto es incluso difícil de imaginar para una sociedad que fue creada de manera individualista y no quiere compartir sus cosas.
De esta forma, la casa compartida demuestra que, además de que las personas trabajan en el mismo lugar, pueden compartir su rutina. Es difícil imaginar esta situación contigo, ¿no? Nuestros patrones habituales explican este comportamiento individualista.
Compartir: ¿hay algo mucho más hermoso que esto?
Si esto todavía no tiene sentido para usted, sepa que hay muchas personas que tienen esta experiencia. Compartir espacios, afectos, recuerdos, discusiones son una gran experiencia de aprendizaje. No todo el mundo tiene esta capacidad de compartir, pero es una experiencia de aprendizaje, eso es.
Si aún no ha tenido esta experiencia, comience por compartir pequeñas cosas con amigos o colegas. Esto siempre es un buen comienzo. Las personas que han tenido la experiencia de vivir en una casa compartida solo pueden estar agradecidas.
Muchos dicen que no es fácil porque crecemos pensando que todo es nuestro, por ese sentimiento de posesión, de trabajar duro para tener algo propio. En la casa compartida, donde la gente vive por intención, se intercambian experiencias que dan vuelta a una sociedad que está por nacer, mucho menos consumista, egoísta y vanidosa.
La casa compartida muestra un lugar donde todos tienen espacio y pueden ser felices compartiendo cosas y momentos. ¿No es genial?
Texto escrito por Angélica Fabiane Weise del Equipo Eu Sem Fronteiras
