Vivir en paz muchas veces depende mucho más de nosotros mismos que de factores externos. Y un detalle al que muchas veces no prestamos atención es el respeto a nuestros propios límites. Por eso hoy te pregunto: ¿Conoces y respetas tus propios límites? ¿O siempre estás haciendo lo mejor para todos e ignorando tu propio bienestar?
En nuestra vida hay límites que surgen para ser superados, como lo hacen los deportistas, o cuando nos enfrentamos a alguna dificultad que nos impide ser felices.
Pero por otro lado, también hay límites que hay que respetar, obedeció, para que no te sientas vacío, por haberle ofrecido a alguien una parte de ti que no estaba disponible.
Es fácil identificar si conoces y respetas tus propios límites a la hora de relacionarte con otras personas: ¿Eres capaz de utilizar la palabra “NO” cuando es necesario? ¿O siempre estás haciendo todo lo que todos quieren?
Negarse a hacer algo es prueba de que conoces y respetas tus propios límites relacionándote con el universo que te rodea. Sin embargo, es necesario ir más allá.
Es mucho más difícil identificar si tú mismo respetas tus propios límites. Eso es porque a menudo somos nuestros mayores exploradores y nos torturamos con exigencias excesivas y actitudes que van más allá de nuestras capacidades.
Entonces, reflexiona sobre si respetas tus propios límites o cometes exageraciones en tu vida diaria, tales como: ¿Cuándo trabajas, te cargas demasiado? Y en cuanto a tu comida, ¿cómo haces tus comidas? Y para tu descanso, ¿duermes lo suficiente?
Respetar tus propios límites es fundamental para tener un vida feliz y tranquila. Y el secreto para no traspasar los límites de seguridad de tu propio ser es usar la palabra “NO” siempre que sea necesario y, sobre todo, decirte “NO” a ti mismo.
