Siempre he tenido el cristianismo como base de la moral y la ética, que en cierto modo va en contra de todo lo que defiendo, y por eso me fascina.
Veo muchas críticas al cristianismo, y en todos los casos discrepo de todas las acusaciones, lo que considero de extrema importancia son las enseñanzas que se transmiten a través de los verdaderos defensores de esta forma de vida.
Recuerdo un pasaje de una carta que lleva por título "Epístola de Santiago". Según algunos cristianos, el título debería completarse con el término “justo”. El lector podrá ver por qué se debe usar este término.
En el tercer capítulo, el autor dedica su atención al lenguaje y su utilidad. ¿Cómo podemos usar este pequeño órgano para bendecir y maldecir a otros, como dice el dicho popular:
“La herida que hace la espada queda curada; el que hace una lengua es incurable”. El dicho es correcto en el sentido de que lo estoy usando. Ese pequeño órgano es capaz de destruir un cuerpo entero, el tonto hace su propia zanja y el sabio calla.
Aprendí al leer a Santiago que cuando podemos refrenar nuestra lengua, podemos refrenar nuestro cuerpo. Utiliza ejemplos de su época, el timón y la brida que se usaban en los caballos, ambos son pequeños instrumentos que mandan con fuerza a un animal salvaje y a la embarcación en una gran tormenta. El autor entiende que este órgano es capaz de contaminar el cuerpo por completo.
Nuestro deber es contener este pequeño órgano, pero ¿cómo es eso posible? Aprendí que podemos cambiar todo este contexto, cuando aprendemos algo en nuestras tribulaciones, adversidades, etc.
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Por supuesto, si no has aprendido nada, es probable que tu situación sea completamente agotadora por falta de paciencia; el sentido de la paciencia está fuertemente ligado al control emocional y la capacidad de soportar situaciones desagradables. Pronto entendí que antes de tratar de controlar este pequeño órgano, debería trabajar en algo que considero
un poco difícil, que es la paciencia; cuando perseveramos, comprendemos que la paciencia y la capacidad de dominar nuestro lenguaje están ligadas a la característica de un ser humano completamente educado y humanizado, que no ha caído en sus jactancias.
